Una utopía para los jóvenes

01.03.2014 09:27

Una utopía para los jóvenes

 

· El Papa Francisco a la plenaria de la Comisión pontificia para América Latina ·

Y recomendó memoria y discernimiento para un apostolado “cuerpo a cuerpo”

Memoria del pasado, discernimiento del presente, utopía del futuro: es éste, para el Papa Francisco, el esquema en el cual crece la fe de un joven. El Pontífice lo indicó a los participantes en la plenaria de la Comisión pontificia para América Latina, a quienes recibió el viernes 28 de febrero, por la mañana, en la sala Clementina.

En el discurso que pronunció espontáneamente, el Santo Padre, refiriéndose al tema de la emergencia educativa en el centro de los trabajos de la asamblea, destacó la necesidad de identificar los presupuestos antropológicos de la transmisión de la fe. Educar, en efecto, no es transmitir sólo contenidos y conocimientos, sino también comportamientos y valores. A las nuevas generaciones, recomendó el Papa, se les debe enseñar, en particular, a cultivar y saber gestionar la utopía —un joven sin utopía es como un viejo adelantado, dijo— teniendo en cuenta que ésta debe estar acompañada por la memoria y el discernimiento. De aquí la importancia de favorecer el encuentro entre ancianos y jóvenes, que representa la clave para transmitir la memoria de un pueblo. Con este fin, el Santo Padre habló de un apostolado “cuerpo a cuerpo”, indicando la exigencia de buenos padres espirituales y maestros de discernimiento capaces de escuchar y guiar a los jóvenes.

A la tríada “memoria, discernimiento, utopía” el Pontífice añadió, por último, la cuestión de la cultura del descarte, que constituye un aspecto importante del contexto social donde se inserta la obra de transmisión de la fe. El Papa Francisco se refirió sobre todo a las dimensiones que asume hoy el drama del aborto y volvió a proponer el problema de la “eutanasia encubierta” con la cual los ancianos son tratados, de hecho, como “material de descarte”. El Pontífice se refirió también al tema del trabajo, cuya falta tiene consecuencias devastadoras sobre todo en los jóvenes, sumándose a los daños provocados por la difusión de fenómenos como la dependencia a las drogas o al juego.

Como conclusión, el Papa invitó a un renovado compromiso de apostolado capaz de conjugar la traditio fidei con la traditio spei. Es necesario volver a dar esperanza a los jóvenes, para evitar que la utopía se transforme en desencanto. «Los jóvenes nos esperan. No los defraudemos» había recomendado en el discurso preparado para la ocasión y entregado a los miembros de la Comisión.

 

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