La unidad prevalece sobre el conflicto

16.01.2014 07:11
 
El Papa Francisco en la exhortación Evangelii Gaudium, nos decía:
 
221. Para avanzar en esta construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social . Brotan de los grandes postulados de la Doctrina Social  de la Iglesia, los cuales constituyen «el  primer y fundamental  parámetro de referencia para la interpretación y la valoración de los fenómenos sociales».[181].
 
Estos principios son:
 
* El tiempo es superior al espacio
 
* La unidad prevalece sobre el conflicto.
 
* La realidad es mas importante que la idea.
 
* El todo es superior a la parte.
 
En un artículo anterior, desarrollamos con textos de la citada exhortación el primer principio. Ahora es el turno del segundo de ellos:
 
La unidad prevalece sobre el conflicto
 
226. El  conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si  quedamos atrapados en él , perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el  sentido de la unidad profunda de la realidad.
 
227. Ante el  conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si  nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal  manera en el  conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así  la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el  conflicto. Es aceptar sufrir el  conflicto, resolverlo y transformarlo en el  eslabón de un nuevo proceso. «¡Felices los que trabajan por la paz!» (Mt 5,9).
 
228. De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda. Por eso hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social :  la unidad es superior al  conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así  en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni  por la absorción de uno en el  otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí  las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna.
 
229. Este criterio evangélico nos recuerda que Cristo ha unificado todo en sí :  cielo y tierra, Dios y hombre, tiempo y eternidad, carne y espíritu, persona y sociedad. La señal  de esta unidad y reconciliación de todo en sí  es la paz. Cristo «es nuestra paz» (Ef 2,14). El anuncio evangélico comienza siempre con el  saludo de paz, y la paz corona y cohesiona en cada momento las relaciones entre los discípulos. La paz es posible porque el  Señor ha vencido al  mundo y a su conflictividad permanente «haciendo la paz mediante la sangre de su cruz» (Col 1,20). Pero si  vamos al  fondo de estos textos bíblicos, tenemos que llegar a descubrir que el primer ámbito donde estamos llamados a lograr esta pacificación en las diferencias es la propia interioridad, la propia vida siempre amenazada por la dispersión dialéctica.[183] Con corazones rotos en miles de fragmentos será difícil  construir una auténtica paz social.
 
230. El  anuncio de paz no es el  de una paz negociada, sino la convicción de que la unidad del  Espíritu armoniza todas las diversidades. Supera cualquier conflicto en una nueva y prometedora síntesis. La diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural  que haga emerger una «diversidad reconciliada», como bien enseñaron los Obispos del  Congo:  «La diversidad de nuestras etnias es una riqueza [...] Sólo con la unidad, con la conversión de los corazones y con la reconciliación podremos hacer avanzar nuestro país».[184]

 

 

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