En nuestra vida ajetreada, ¿tenemos tiempo para escuchar al Espíritu que nos habla?
03.02.2014 00:05
En nuestra vida ajetreada, ¿tenemos tiempo para escuchar al Espíritu que nos habla?,
Si no lo escuchamos, ¿Cómo veremos en esta noche oscura?
¿Cómo descubriremos ese Plan de Amor que Dios tiene pensado para cada uno de nosotros?
¿Cómo haremos nuestro necesario aporte a este plan?
El Padre Raniero Cantalamessa nos dice en el siguiente artículo:
(https://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/liturgia/marzo_27_09.htm),
que el Espíritu Santo habla a través de la conciencia, pero si esta, está dormida por el ruido exterior e
interior, ¿cómo escucharemos esa voz que nos habla a cada uno de nosotros en particular?.
Sí, me habla a mí, y te habla a vos.
El Papa Francisco, nos decía en su homilía de la Fiesta de la Presentación de Jesús en el templo,
hablando de los ancianos Ana y Simeón:
“estos dos ancianos ¡están llenos de vida! Están llenos de vida porque son animados por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a sus llamados…”
¿Qué es lo primero que debemos hacer para escuchar esa voz, en la situación que nos encontremos?
Creemos que primero debemos desear y pedir, escuchar esa voz, confiando en el SABER, PODER y
QUERER, del Espíritu de Dios.
Señor, ¿Qué debo hacer?
Señor, ¿Cuál es tu voluntad?
Señor, guía mi vida, indícame el camino que he de seguir.
Ven Espíritu Divino, Ven Espíritu Santo.
Señor, haz que escuchemos tu voz.
En la medida que nos acerquemos a la luz, iremos viendo más claro, iremos viendo que debemos pedir
también la fuerza para ser obedientes a esa voz, iremos viendo que necesitamos de otros, que nos ayuden
a caminar, a peregrinar, porque solos no podemos. Veremos que necesitamos del alimento que nos da la
fuerza, como también del agua que nos limpia y nos refresca. También veremos que otros necesitan de
nuestra ayuda.
Escucharemos el dulce sonido del Espíritu, que nos habla en cada acontecimiento de la vida cotidiana.
Veremos su acción amorosa por todos los hombres y nuestro amor crecerá, porque nos sentimos queridos,
amados por un Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo que no defrauda.
¿No te dan ganas de tomarte 5 minutos, (como decía una propaganda de “té” en la Argentina)
y tratar de escuchar esa voz celestial?
Con un buen libro, una buena música o en silencio, caminando, apreciando el gran don de la vida,
el don de la naturaleza, su belleza.
Empecemos haciendo la prueba………
Levemos las anclas de nuestro corazón, que el sol está muy alto ya…….
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