El Papa a los niños de Acción Católica: El Niño Jesús nos muestra la ternura del amor sin límites de Dios por cada uno de nosotros
20.12.2013 22:08
Ciudad del Vaticano, 20 diciembre 2013 (VIS).- “No hay juego sin ti”, es el eslogan de los niños de la Acción Católica Italiana que han encontrado esta mañana al Santo Padre en la Sala del Consistorio del palacio apostólico vaticano. Los chicos y chicas han felicitado las navidades al Papa que les ha animado a ser siempre, dentro de la Iglesia, “piedras vivas unidas a Jesús”.
“La Navidad -ha dicho el Pontífice- es la celebración de la presencia de Dios que viene a estar entre nosotros para salvarnos. ¡El nacimiento de Jesús no es un cuento! Es una historia real, que sucedió en Belén hace dos mil años. La fe nos hace reconocer en ese Niño, nacido de la Virgen María, al verdadero Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre. Y es en el rostro del pequeño Jesús que contemplamos el rostro de Dios, que no se revela en la fuerza o en el poder, sino en la debilidad y fragilidad de un recién nacido. Así es nuestro Dios; se acerca mucho, en un niño. Este niño -ha recordado- muestra la fidelidad y la ternura del amor sin límites con el que Dios rodea cada uno de nosotros. Por esta razón hacemos una fiesta en Navidad, reviviendo la misma experiencia de los pastores de Belén. Junto a muchos papás y mamás que trabajan duro todos los días, afrontando muchos sacrificios, junto con los niños, los enfermos y los pobres, hacemos esta fiesta, porque es la fiesta del encuentro con Dios en Jesús”.
Francisco les ha preguntado si realmente eran conscientes de que Jesús les quiere mucho y quiere ser su amigo. “Si estáis convencidos de ello -les ha dicho-, seguramente sabréis transmitir la alegría de esta amistad por todas partes: en casa, en la iglesia, en la escuela, con los amigos … Y por los enemigos, rezad para que se acerquen a Jesús... Así sabréis dar testimonio con un comportamiento de verdaderos cristianos, dispuestos a echar una mano a los necesitados... y también a aquel que no te quiere mucho... sin juzgar a nadie y, sin hablar mal de nadie, -ha concluido-. No son buena gente los que hablan mal de los demás... porque las habladurías no son cristianas... y es algo que no se tiene que hacer”.
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