¿Por qué no creo, en Dios, en Jesús, en su Iglesia?

20.04.2015 09:23

 

¿Por qué no creo, en Dios, en Jesús, en su Iglesia?

ALIANZA

( Canción del padre Eduardo Meana)

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Esa pregunta muchas veces nos la hacemos, o se la hacen muchos hermanos nuestros.
Desde chicos nos han enseñado a conocer a Dios, a conocer al Dios hecho hombre, conocer a su Iglesia, sus enseñanzas, conocer al Dios Espíritu Santo.
Hasta hemos comido su Cuerpo y bebido su preciosísima Sangre.

¿Por qué entonces no le creemos, ni a Dios, ni a su Hijo que es Jesús, Dios hecho hombre, ni a su Iglesia?

A mí me parece que para creer, que es ver con el espíritu, debo primero confiar. Confiar en el maestro que me enseña, confiar en mis padres, confiar en el guía de la excursión. A medida que voy siendo fiel a los que van adelante, entonces voy viendo por mis propios ojos, sentidos, por mi corazón. Las inquietudes o dilemas que se presenten, las puedo resolver en ese entorno, pero si me corto solo, si me voy por otros caminos desconocidos o me quedo a la vera del camino, será difícil que pueda entender, comprender, orientarme.
Creo que fue uno de los motivos por los cuales Jesús, envía a sus discípulos de dos en dos, para que se ayuden mutuamente y siempre en contacto con Él, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Debemos tratar de que las lámparas no se apaguen, como dice Jesús en el evangelio. Esa es nuestra tarea. Trabajar la Fe que se nos dio, con la confianza, la inteligencia, la voluntad y la oración, que es el relacionarse con Dios.
No se requiere creer ciegamente, sino que mi Fe sea trabajada, cuestionada sí, pero yendo por el camino, que quiere decir, ser fiel a esa Fe.
Las palabras FELICIDAD Y FIDELIDAD, son dos palabras muy parecidas entre sí y siempre van juntas en su realización.

¿Quiero creer, cómo hago?

Ponte en camino, que es escuchar a los que están cerca y te quieren de verdad, empieza a realizar lo que ves claro y pide en tu oración que quieres creer.
Nunca Dios apaga la mecha encendida, y esa pequeñita llama la tenemos todos. Avivémosla con el soplo del Espíritu de Dios, que está en su Iglesia.

Esta historia, es tu historia, mi historia, la historia del Hombre, que tantas veces le da la espalda a Dios, pero Él nos sigue llamando, esperando y queriendo.

Animémonos a volver a su Casa, a ser fieles, no estamos solos……………

 

 

 

 

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